Temas de estrategias y recursos
El año 2013
inicia con la mirada internacional enfocada en el estado de la agricultura y la
alimentación en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus
siglas en inglés) ya tiene en agenda discusiones y decisiones que producirán
cambios de políticas, estrategias y acciones en los gobiernos de más de 100 países,
lo que afectará a la mayor parte de la población del planeta.
El caso de
Venezuela es particularmente importante, no solo porque tenemos el pellejo
comprometido con el destino de esta tierra, sino porque al tiempo de revisarse
la producción de alimentos y el estado de la alimentación de la población; se
sienten cada vez más los cambios en el mercado internacional de petróleo y
energía, lo que amenaza fuertemente el estatus del país mono-productor, al
punto que muchos analistas anuncian una Venezuela post-petrolera.
Revisando la
situación venezolana, en términos del desafío que debemos enfrentar, nos
encontramos con un país en una situación crítica. Enumeramos, 1) importamos más
del 70% de los alimentos que consumimos; 2) tenemos un aparato productivo
desmotivado y en retroceso; 3) la inversión de capital privado para producir
alimentos, no haya un ambiente favorable, por altos riesgos personales,
materiales y jurídicos; 4) el capital público está muy lejos de convertirse en
inversión y reforzar las condiciones productivas, cuantiosas cantidades de
dinero son derrochados en clientelismo; 5) para la mayor parte de la población,
es común la idea de que los alimentos provienen de los supermercados y las
charcuterías, el término campesino es peyorativo y aunque la clase media tiene
raíces rurales y buena parte de ella poseen tierras en el interior, la mayoría
vive ahora en las ciudades y no tienen el tiempo, la disposición, los
conocimientos, ni los recursos económicos para aprovechar lo que fueron las
haciendas de café, caña, ganado y que
hoy están en estado de abandono, sub explotadas con graves problemas
ambientales de sostenibilidad.
La realidad
del campo venezolano es compleja. La ubicación geográfica de nuestro país
presenta un desafío tecnológico para enfrentar los factores climáticos. No es
casualidad que al menos 14 países africanos, ubicados en la misma franja
climática, presentan grandes problemas económicos. Estos países actualmente,
incluyendo Haití, requieren de la intervención internacional para cubrir sus
necesidades alimenticias y sus pobladores enfrentan el drama de la pobreza.
Cabe destacar a manera de ejemplo, el caso de Guinea Ecuatorial, la cual padece
los mismos dramas económicos aún
contando con petróleo. Se recomienda consultar los informes de desarrollo
humano del PNUD.
Producir
económicamente alimentos en nuestras condiciones es posible, siempre y cuando
se cuente con: tecnologías apropiadas; capital humano capaz de resolver asuntos
de naturaleza técnica; políticas gubernamentales que permitan un ambiente
favorable a las inversiones; condiciones de negocios claras y transparentes;
regulación de productos y estándares de calidad, y; enfrentar los problemas de
ahorro e inversión de los productores menos favorecidos.
Adicionalmente
hay otro aspecto importante de esta realidad, ninguna generación de criollos ha
tenido que enfrentar semejante desafío, ni parecido. Durante el último siglo,
el país ha venido comprometiendo su economía con los ingresos petroleros y
actualmente es más dependiente que nunca de dichos ingresos. Al revisar las medidas
poco sinceras para “sembrar el petróleo” durante la etapa democrática, en
términos de producción de alimentos no recordamos sino el fracaso de superponer
los intereses políticos sobre las razones técnicas. Desde la sustitución de
importaciones hasta los gallineros verticales, encontraremos una camándula de desaciertos,
que debemos revisar para que no volvamos a cometer los mismos errores.
Este año 2013 será
el principio de una etapa de cambios que no tendremos más remedio que afrontar.
No nos equivoquemos pensando en que es a nivel gubernamental, estamos
acostumbrados a esperar el decreto o la ley que “resuelva” la situación. Nos
referimos a que el cambio afectará el ámbito más cercano, la propia economía
familiar, por lo que debemos iniciar de inmediato una estrategia que permita
administrar mejor nuestros recursos familiares y lograr una alimentación sana
en tiempos de secases.
Desde la Genocultura
impulsamos un estilo de consumo personalizado adaptado al estilo de vida. En principio
diseñamos capacitación para transferir conocimientos para ajustar hábitos y
costumbres como un aporte al bienestar, el control de peso y reducir los
riesgos a la salud. Hoy sin embargo, a la luz de los desafíos planteados nos
proponemos complementar la capacitación con contenidos y recomendaciones que
vayan más allá y alcancen estrategias integrales, con aditivos económicos y la
administración de los recursos alimenticios.
Para mayor
información de los talleres, seminarios y chalas contactar por los teléfonos
0424-540.41.95 o 0414-514.81.05; genoculturismo@gmail.com
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