lunes, 25 de febrero de 2013

¿Quien manda en casa?


Esto puede ser parte de tu historia

Había una vez, en algún lugar, un pueblo feliz, familias donde los padres llevaban las riendas en la alimentación de los hijos. En aquel entonces, la inmensa mayoría de personas gozaban de buena salud, lucían siluetas esbeltas. La honestidad reinaba. Eran tiempos donde la palabra y un estrechón de manos, equivalía a un documento firmado.

En aquellos días, padre y madre hacían las compras orientados por sugerencias nutricionales que resultaban ciertas, la información era escasa, pero todo parecía normal. Eran tiempos donde las familias se sentaban a la mesa para desayunar, almorzar y cenar. Había tiempo para disfrutar la sobremesa, los postres caseros de la abuela o de las hermanas mayores y el café que no podía faltar.

De esa época quedan algunos resabios y tradiciones que particularmente en Venezuela tienen mucha vigencia, siguen vivos como parte de nuestra herencia, frases como: “la mejor hayaca es la de mi mamá”; “en esta casa se come lo que hay” o la animadversión a los vegetales, pues había que comerlos a juro! Y sin chistar; la apetencia por los dulces tradicionales; comer en la concina y no en el comedor, etc.

Esos tiempos pasaron y no volverán. El hoy pertenece a un tiempo donde los padres no llevan las riendas de la alimentación de sus hijos. Muchas razones hay para ello, pero la principal tiene que ver con el tiempo que se dedica a este importante deber y el poco conocimiento sobre este tema, lo que contrasta con una abundante e inútil avalancha de información sobre nutrición.

El cambio surgió alrededor de la década de los 80, las crisis económicas han hecho que haya que trabajar más horas, ir más lejos, comer más en la calle, gastar más en comida, soportar más estrés, engordar más, en fin, una cadena de acontecimientos que tienen el panorama al revés.

Quienes llevan hoy el control de la alimentación de la familia son los hijos, por supuesto a la deriva, sin control, es un derecho que reclaman y no quieren abandonar. La publicidad y el comercio de lo que ahora es lo tradicional es lo que manda. Las comidas rápidas con su acento de sabor, los asados light, los empanizados, los aderezos, los jugos y bebidas, la comida lista para servir en el microondas, el pollo a la plancha y muchas otras preparaciones “sanas” que no tendríamos tiempo de mencionar en esta entrega.

Hoy los padres compran como autómatas una infinidad de productos, de multicolores y variados sabores, es aconsejable llenar el nivel mas accesible de la despensa y la puerta de la nevera “completamente” de frascos, tarros, pomos, cajas y los más raros embases, todos ellos con ningún o dudoso valor nutricional, pero que llena de alegría y emoción a los más chicos de la casa.

Hay un extremo en todo esto, se observa en los padres jóvenes, quienes cuando niños llevaron el control de la alimentación en casa de sus padres, ahora en las suyas, la nevera luce como salida de una película infantil, donde abundan todo tipo de golosinas, comidas que tardan 30 segundos en prepararse y cervezas apiladas al lado del tetero o jugos del bebé. Son el festín soñado por los chicos que, ahora con edades superiores a los 30, lucen completamente redondos, portan varios pastilleros con píldoras de tratamientos médicos, suplementos y reguladores autoindicados, algunas gotas y edulcorantres. Todos listos a desafían a cualquiera que les increpe el peso o actividad física… porque ellos si saben lo que es comer sano!

En el lugar donde solían haber frutas y verduras ahora hay revistas culinarias y recetarios por autor y especialidades como carnes, postres, pastas, ensaladas; y por regiones, comida china, japonesa, mediterránea, incluso el criollo, para aprender a hacer las caraotas a la venezolana.

Al mirar con detenimiento esta imagen, uno se pregunta ¿Qué se puede hacer? Hemos tratado desde la educación de reforzar la lógica de la alimentación, iniciando por el ¿Por qué comemos?, para seguir resolviendo las interrogantes básicas, cuándo, cómo, dónde y al final poder enfrentar el mercado semanal en el ¿Qué compramos para comer? Una persona con esta información, recuperará su bienestar en pocas semanas. Pero, ¿por qué es tan difícil?

En los talleres de Genocultura, hemos constatado lo que muchos místicos de la antigüedad han advertido en un pasaje que pareciera no tener sentido. Se trata del maestro que ofrece a un aprendiz una taza de té… cuando la taza está llena, no puede recibir mas te, se derrama. Esta gente que padece de tantos malestares, sabe tanto de alimentación! Manejan a la perfección varias dietas, siguen a famosos gurús de la nutrición, conocen sus técnicas, sus recetas, sus secretos, manejan las propiedades físicas, químicas y místicas de cada uno de los alimentos… pero, los resultados no se ven, no se sienten, ¡todo lo contrario! Pero eso no importa, porque ellos saben, y mucho!

Niños agrupando superalimentos comunes
Afortunadamente hemos progresado con los jóvenes, ellos que tienen el control. Algunos están preocupados pues acercándose a su edad reproductiva quieren lucir lo mejor posible para el llamado de la naturaleza, en esos momentos donde la apariencia es tan importante para el desempeño en la sociedad. Otros se miran en el espejo de sus padres y abuelos y no es lo que quieren para sí.

Si este relato te parece cercano, no te aflijas. Cuando la realidad nos alcanza, siempre podemos hacer algo. Ponemos a disposición de las familias nuestros talleres para el hogar, con la participación de todos sus integrantes. Con esta iniciativa queremos hacer posible que los que mandan en la casa, tengan otra fuente de información que les permita pensar en sus tomas de decisión, pues a fin de cuentas ellos son los que exigen y controlan lo que llevan en sus loncheras, lo que cenan cuando mamá no está en casa, también lo que cenan cuando está, lo que desayunan en el colegio, las meriendas que toman, las chips que prefieren, el sabor de las pizzas, lo que hay en la puerta del refrigerador, el cereal que prefieren, los enlatados mas ricos, las galletas y otros bocados saludables, etc.

Parece una buena solución que ellos aprendan cómo llevar su salud. Cómo alcanzar su bienestar.

No te conformes sino con la mejor versión de tus hijos, eso empieza por la alimentación, déjanos ayudarte.

Julio César Moreno Mora
Genoculturista
0424-540.41.95

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